miércoles, 6 de junio de 2007

Patatas rebozadas

Otro clásico entretenido de hacer pero con muy buenos resultados. Están buenas tanto frías como calientes y se transportan muy bien. Muy propio para aprovechar un resto de carne guisada o de sopa. Yo siempre lo he hecho aprovechando carne, casi siempre de cocido, pero por supuesto que la podemos guisar en el momento.
Elegiremos las patatas de tamaño mediano y de forma regular. Las patatas se cortan siempre mejor frías, si están calientes se rompen

4 patatas medianas, 200 gr de carne picada o guisada, 1 cebolla, 2 cucharadas de harina, 500 ml de leche

Poner las patatas en un puchero y cubrirlas con agua, cocerlas tapadas a fuego suficiente para que mantenga el hervor. El tiempo de cocción depende del tipo de patata y del tamaño, a partir de los 10-15 minutos comprobar si están cocidas., en otra receta decía pinchar con un cuchillo pero aquí no se puede usar cuchillo mejor una aguja. Una vez cocidas, escurrir y enfríar.

Pelar y cortar a trozos pequeños la cebolla. En una sartén amplia, poner tres cucharadas de aceite, añadir la cebolla y sofreír a fuego medio. Cuando este blanda, añadir la carne hasta que cambie de color si es picada, si aprovechamos un resto, cortarla muy pequeña y darle unas vueltas. Añadir una cucharada de aceite y la harina espolvoreando toda la carne, remover muy bien de manera que la harina se integre perfectamente y forme una masa. Echar poco a poco la leche. Para saber el punto de espesor de la masa hay varias formas una por experiencia y esta no necesita más explicación. Otra, que tampoco es nada científica, pero tiene una pequeña norma. A fuego medio, ir añadiendo leche, en cada adición, la leche tiene que ser completamente absorvida por la masa hasta que llegue un punto que ya no forme algo compacto sino que ocupa toda la sartén, seguir añadiendo leche ( unos 100 ml más en dos veces) . Subir el fuego y cocer hasta que la masa se despegue de los bordes de la sartén durante dos minutos. Todo esto sin parar de remover. Todo esto en el papel parece muy complicado, pero en la realidad es mucho más fácil. Todos hemos visto alguna vez hacer besamel para croquetas que es lo que trato de explicar. Ante la duda consultar la entrada besamel. Dejar enfriar. Si lo vamos a meter en la nevera, primero dejar enfriar al aire y después ponerle un film transparente de plástico para que no se endurezca la parte superior.

Pelar las patatas cocidas y frías, partirlas en rodajas de 5 mm de espesor aproximadamente ( no hace falta medirlas, es para dar idea). Coger una rodaja en la mano y poner una cucharilla de masa fría, tapar con la rodaja inmediatamente posterior de la patata ( esto es porque como las patatas no son uniformes para que cubran mejor la masa). Es bueno extender la masa con la rodaja de patata sobre una superficie firme pues si no se rompen con facilidad. Una vez formadas todas (esto se puede hacer con tiempo), calentar una sartén profunda con 2 cm de aceite a fuego fuerte, mientras tanto pasar las patatas por harina ( sacudiendo con energía el exceso) y por huevo. Freír regulando el fuego según veamos el color. Para dar la vuelta que cada uno elija lo que le sea más cómodo, una pinza de palas anchas o dos tenedores, yo uso esto último. Una vez fritas por los dos lados, poner en papel de cocina bien escurridas y después pasarlas a un plato o fuente para sacar a la mesa.



Esta receta es larga de explicar pero menos de lo que parece de hacer y sobretodo el resultado es muy satisfactorio. Sirve de aperitivo, de plato, aprovechamos sobras lo comemos frío, caliente, apetitoso para niños y mayores. Un buen complemento es pimientos rojos rehogados con un poco de ajo y aceite.

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